A lo largo de nuestra vida aprendemos el uso y significado del lenguaje, lo vivimos y lo experimentamos sin darnos cuenta. Nuestro sistema neuroquímico se activa cuando las palabras nos afectan, tanto para bien como para mal. Cuando nos hablan en un determinado tono de voz, con palabras positivas o negativas, de alguna manera nos programan, y esto funciona tanto de ida como de vuelta, ya que cuando nosotros hablamos a los demás sucede lo mismo, los programamos. La PNL (Programación Neurolingüística) nos ayuda a entender como podemos usar el lenguaje de una forma más atractiva y, sobretodo, más efectiva, clara y positiva. Las siguientes son algunas palabras que deberíamos evitar por lo que significan y los efectos que causan. 1. La palabra "NO": Esta es una palabra que no la registra nuestra mente. es una palabra abstracta. Por ejemplo: "No" pienses en un pájaro. "No" pienses que va volando. Y la mente lo registra de inmediato. Como no somos capaces de registrar la palabra "No" nos queda grabado lo que sigue después en la frase. "No te caigas", "No corras tanto", "No te pongas enfermo" para nuestro cerebro queda como cáete, corre y enferma. Esas son las imagenes que se proyectan en nuestra mente, te des cuenta o no, y si tu mente capta esas imágenes las cumple. Evitemos siempre que podamos las frases con la partícula "No" 2. La palabra “PERO”: Esta palabra la usamos generalmente para unir dos ideas. La primera parte de la frase puede ser algo agradable, luego viene el “pero”, y la segunda parte de la frase, anula lo positivo de la primera. En ocasiones pueden resultar muy ofensivas si no nos damos cuenta de cómo la estamos usando. “Tu comida está rica, pero muy picante.” (no te gustó al comida por picante); “Te ayudo con tu mudanza, pero hoy no puedo.” (no le vas a ayudar) Una forma de suavizar el mensaje seria invertir las frases: “Esta muy picante, pero está rica.”, “Hoy no puedo, pero te ayudo con tu mudanza.” Otra manera es, sustituir “pero”, por “sin embargo” y esto tenderá a mandar el mensaje con un significado más suavizado. “Tu comida está rica, sin embargo muy picante.” “Te ayudo con tu mudanza, sin embargo, hoy no puedo”. 3. Generalizaciones como “NUNCA”, “NADIE”, “TODOS”, “SIEMPRE”... : Son palabras peligrosas ya que son determinantes y absolutas, y generalmente falsas. No hay sitio para la excepción, y terminan la conversación. Si “todos” los políticos son corruptos (habrá algunos que no lo sean), pues son todos y no hay esperanza. Si “nunca” haces nada bien, (habrá algunas cosas que he hecho bien) pues es nunca y no hay posibilidades de mejorarlo. Este tipo de aseveraciones en una conversación dañan mucho, tanto al que las dice, como al que las escucha, además de que son aseveraciones falsas. Tanto padres como maestros, han cometido todo tipo de agresiones al incluir alguna de estas palabras con un niño cuando se refiere a sus habilidades. 4. “MAÑANA”, “LA PRÓXIMA SEMANA”, “UN DÍA DE ESTOS”: Esta es otra serie de palabras que no conducen a ningún lado. Cualquiera de esas frases la puedes decir cualquier día y te encontrarás que “mañana” o las otras frases, nunca llegan. Cualquier persona con cierta tendencia a la procrastinación debería borrarlas ya mismo de su lenguaje sobretodo si pretendemos cumplir objetivos. Mejor puntualizar qué día; el lunes, por ejemplo. 5."TENGO QUE": Tiene un significado negativo. Asociamos estas palabras con algo desagradable, que nos cuesta trabajo y que implica un esfuerzo. “Tengo que trabajar”, “tengo que estudiar”, “tengo que organizarme”. Denota una obligación. Nunca decimos, “tengo que ir a la playa y divertirme”, o “tengo que faltar a la escuela”. Los primeros ejemplos requieren de un esfuerzo, y hay una batalla interna para poderlo lograr. Es más, se siente un peso encima cuando digo cualquier cosa con “tengo que”. Puedes aligerar tus obligaciones engañando a tu mente y cambiar “tengo que” por “quiero” y verás que hay ligereza y sentirás que logras las cosas con mayor facilidad. “Quiero trabajar”, “quiero estudiar” (no hay lucha) y lo podrás lograr mucho más rápido y con menos esfuerzo. Eso de engañar a la mente se puede hacer con frases que den un sentido a la acción. Ej. Yo trabajo para ….., Yo estudio porque ….. Si uso el yo quiero, sin quererlo, no me va a provocar una emoción positiva ( o sea un efecto neuroquímico positivo) ya que me suena a falsa y por lo tanto no me va a funcionar pues estoy negando una realidad. Ahora con esta lista podrás dejar de usarlas tanto en tu discurso con los demás como en tus monólogos internos. Cuantas menos barreras te pongas más sencillo será llegar a tus metas. ¡Un fuerte abrazo para tod@s de Helen!