Cuando el Cuerpo y la Mente dicen basta. Burnout por sobrecarga y por desconexión.
- Espai Helen Flix

- 23 ago
- 4 Min. de lectura
En un mundo cada vez más acelerado, donde la productividad parece ser el nuevo estándar del valor humano, muchas personas terminan desarrollando el llamado síndrome de burnout. Aunque tradicionalmente se asocia al exceso de trabajo, el burnout puede surgir también por motivos menos visibles, como la desconexión emocional o la falta de propósito. En este artículo, desde Espai Helen Flix, exploramos los dos grandes tipos de burnout: el burnout por sobrecarga y el burnout por desconexión, sus diferencias neurológicas y psicológicas, y cómo prevenirlos y tratarlos.
¿Qué es el Burnout?
El término "burnout" fue introducido en los años 70 por el psicólogo Herbert Freudenberger y se traduce como "estar quemado". En términos clínicos, el burnout es un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por un estrés crónico en el ámbito laboral, aunque también puede darse en contextos personales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha reconocido como un fenómeno relacionado con el trabajo, y lo define como un síndrome que involucra:
Agotamiento emocional.
Despersonalización (sentirse desconectado o cínico respecto al trabajo).
Sensación de ineficacia o baja realización personal.

Tipos de Burnout: Sobrecarga vs Desconexión
En la práctica clínica y terapéutica, no todas las personas experimentan el burnout de la misma forma. Hoy queremos enfocarnos en dos formas muy comunes pero diferentes:
1. Burnout por Sobrecarga
Este tipo de burnout ocurre cuando hay una demanda excesiva de energía, atención y tiempo. La persona se encuentra en un estado constante de "hacer más", sin descanso suficiente, hasta que el cuerpo y la mente colapsan.
Características:
Jornada laboral excesiva.
Imposibilidad de desconectar mentalmente del trabajo.
Trastornos del sueño.
Irritabilidad y falta de paciencia.
Alta autoexigencia.
Sensación de estar atrapado.
Desde la neurociencia:
El sistema nervioso simpático se activa crónicamente, generando altos niveles de cortisol (la hormona del estrés). Esto afecta el hipocampo (clave en la memoria y el aprendizaje), la amígdala (relacionada con las emociones) y puede reducir la neuroplasticidad.
Consecuencias:
Fatiga crónica.
Trastornos de ansiedad o depresión.
Pérdida de motivación.
Sensación de no tener control.
2. Burnout por Desconexión
Este tipo, menos evidente pero igual de perjudicial, se da cuando la persona no encuentra sentido en su trabajo o vida cotidiana. Se caracteriza por una falta de compromiso emocional o intelectual con las tareas diarias.
Características:
Aburrimiento constante.
Falta de propósito o dirección.
Automatismo en las tareas.
Desmotivación.
Desinterés por crecer o mejorar.
Desde la psicología:
Aquí hablamos más de un estado de desalineación entre los valores personales y el entorno laboral o social. La ausencia de estímulo o de conexión emocional lleva a un progresivo deterioro del bienestar psicológico.
Desde la neurología:
Hay una baja activación del sistema de recompensa dopaminérgico, lo que genera apatía, dificultad para sentir placer (anhedonia) y una percepción distorsionada del tiempo (todo parece más lento y monótono).
Consecuencias:
Desarrollo de distimia (una forma leve pero crónica de depresión).
Falta de creatividad.
Retraimiento social.
Pérdida de interés en lo que antes generaba satisfacción.
¿Cómo Prevenir el Burnout?
La prevención del burnout pasa por cultivar una vida emocionalmente saludable, en la que el autoconocimiento, la gestión emocional y el equilibrio entre exigencia y descanso sean prioritarios.
1. Escucha tu cuerpo y tu mente
El agotamiento no siempre se manifiesta como cansancio físico. A veces es una falta de concentración, apatía o cambios de humor. Prestar atención a las señales tempranas es fundamental para evitar el colapso.
2. Establece límites claros
Aprender a decir “no”, marcar horarios y evitar la hiperconexión digital es clave para evitar la sobrecarga mental.
3. Conecta con tu propósito
Recuerda por qué haces lo que haces. Si no encuentras sentido, es momento de replantear tu camino. El propósito es el motor más fuerte contra la desconexión.
4. Integra pausas activas
El cerebro necesita micro descansos. Un paseo, meditación breve o ejercicios de respiración consciente ayudan a reiniciar el sistema nervioso.
5. Pide ayuda profesional
Si sientes que el agotamiento está afectando tu bienestar, acudir a un psicólogo o terapeuta especializado en salud mental puede marcar la diferencia. En Espai Helen Flix contamos con estrategias específicas para el tratamiento del estrés crónico y el burnout.
Recomendaciones desde la Terapia Integrativa
Desde Espai Helen Flix, utilizamos un enfoque psico corporal y neuro emocional que permite abordar el burnout de forma integral:
Técnicas de regulación del sistema nervioso (como el brainspotting o la neuroestimulación).
Mindfulness y atención plena para reducir la rumiación mental.
Coaching emocional para redefinir metas y valores personales.
Conclusión
El burnout no es una debilidad, sino una señal de que algo necesita cambiar. Ya sea por sobrecarga o por desconexión, ambos tipos requieren ser atendidos con compasión, estrategias terapéuticas adecuadas y una revisión profunda del estilo de vida.
En Espai Helen Flix, te acompañamos en el proceso de reconectar contigo mismo, recuperar tu energía vital y construir una vida más alineada con tu bienestar emocional y neurológico






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